viernes, 30 de junio de 2017

A veces, siendo malo eres bueno y siendo bueno eres malo.





Para demostrártelo, te voy a contar la historia de Asun.

Asun era una hormiguita muy trabajadora, todo el tiempo iba de aquí para allá acarreando miguitas de pan, resto de comida que encontraba por donde quiera que fuera. Todo lo guardaba en un almacén minúsculo que suelen tener las hormigas para poder estar tranquilas cuando hace frío y no pueden salir afuera porque son tan pequeñas que apenas tienen calorías para sobrevivir al tiempo en el invierno.

Bien, pues Asun tenía un amiguito que era un poco vago, o sea, que no le gustaba cargar casi nada, así que siempre buscaba excusas para no trabajar, unas veces que se quedaba dormido, otras que le dolía la espalda, otras que no había comido lo suficiente, etc. etc. A Asun le daba mucha risa la frescura de Tomi, lo encontraba divertido y no daba importancia a lo que decían de él los demás, todos los miembros de su madriguera censuraban el comportamiento de Tomi.


Así llegó el invierno, el frío helaba el agua, los estanques congelados, la nieve se hizo presente. Las hormigas estaban en sus madrigueras aprovechando los suculentos manjares que se habían procurado durante el tiempo cálido.

Uno de esos días, Asun asomó sus antenas a la entrada de su madriguera al oír como una especie de lamento, y qué pena sintió al ver a Tomi temblando por fuera de su casa,  Asun le llamó y en la entrada, en el colorcito de su estancia Tomi le contó que todos se habían puesto de acuerdo en echarle porque no se había ganado lo que comía. Asun sintió compasión, le dijo que esperase un momento, iba a pensar qué podía hacer por él. Recopiló toda la comida que pudo de lo que habían guardado sus compañeras, le sentó mal hacerles esta faena a gente tan trabajadora, pero pudo más su solidaridad con aquel que por su inconsciencia estaba a punto de morir. Eso ella no lo podía permitir, no podía dejarlo en el frío y sin comida.

Tomi estuvo viviendo en un escondrijo que le buscó Asun durante el resto del invierno. Hasta que llegó el día en que lo descubrieron. Se armó un alboroto tremendo, todas las hormigas estaban enfadadas con Asun por haberlas engañado, haber ayudado a semejante vago que se merecía lo que le había pasado, ¡¡Si le habían echado hasta de su madriguera!! ¿Porqué Asun prefería ayudarle a él quitando la comida a sus compañeros? La verdad es que nadie lo entendía.

Entonces Asun comenzó a sentir que quizá ellos tenían razón, que se había comportado mal con su gente, se puso muy triste. Tomi, al verla, sintió a su vez una gran tristeza, por su forma de haber pasado el verano ahora su amiga estaba en apuros, no era justo, ella era la hormiga más buena y generosa que había conocido jamás. Tenía que hacer algo.

Todavía hacía frío, pero no tanto que no se pudiera soportar, así que Tomi salió y comenzó a recorrer todos los lugares donde había restos de comida que él pudiera transportar, cargó todo lo que pudo y volvió a la madriguera que lo había acogido tan generosamente y depositó en un rincón la comida, estuvo todo el día de aquí para allá hasta que llenó todo el rincón. Después se fue a buscar alguna madriguera donde pasar la noche. Al día siguiente lo mismo, cargó durante todo el día todo lo que pudo y lo dejó en la madriguera de Asun. 

Cuando las hormigas vieron la cantidad de comida en el rincón no podían creerlo, Asun tampoco sabía nada del tema, aunque echaba de menos a su amiguito, hacía tiempo que no sabía nada de él. Como ya el tiempo había mejorado bastante salió y se dirigió a una alacena que solía tener azúcar derramada y a ella le gustaba muchísimo, comió y cargó azúcar para llevar a su casa. Volviendo se dio cuenta de que alguien la seguía, paró, dejó su carga en el suelo y miró, era Tomi quien la seguía. Charlaron largo rato y él le contó que ahora vivía en otro sitio, le agradeció que lo hubiera ayudado en sus malos momentos y le pidió que lo disculpara ante sus vecinas.


Asun le pidió que la acompañara y les pidiera perdón él mismo, que no tuviera miedo. Así lo hizo y cuando hubo terminado una hormiga que estaba atrás dijo en voz muy alta para que lo oyeran todos -¡Tomi ha sido nuestro benefactor! Ha estado trayéndonos comida durante meses sin decir nada, yo lo he visto.- Todos miraron a Tomi asombrados, no lo podían creer, con lo perezoso que había sido. ¿Porqué había cambiado tanto?- A lo que él contestó - Nunca voy a olvidar todo lo que me han regalado, especialmente tú, Asun, que te has expuesto a parecer una ladrona delante de tus amigos sin importarte nada salvo ayudarme. Me has enseñado una gran lección y la he aprovechado, eso es todo. Gracias amigos.-

Y hasta aquí la historia de Asun que fue buena para Tomi y mala para sus amigas. Y tú, ¿Qué crees, qué sientes al leer esta historia?. Te invito a terminarla. Por cierto, ¿Sabías que las hormigas vivieron en tiempos de los dinosaurios?